viernes, 6 de octubre de 2023

A TORO PASADO

La mayoría es la plasmación de un deseo o preferencia común y, en caso de la política, por ejemplo, da acceso a un poder. Otra cosa es la objetividad, o, como se dice en lenguaje llano, “tener razón”. Debido a que del deseo o preferencia no se sigue la objetividad, no podemos estar seguros de estar en la posesión de esta última por el simple hecho de ser mayoría. Veamos unas apreciaciones:

  • La población alemana tragó con Hitler y su hegemonía política y cultural, aun a sabiendas de los efectos que estaba produciendo.
  • Muchas revoluciones (sociales o científicas) comienzan porque alguien dijo que no, en contra de la la mayoría. Otra cosa es que toda revolución inicie su praxis de la mano de la élite correspondiente. Ni la Revolución Francesa la inició el pueblo (sino la naciente burguesía y el think tank masónico), ni tampoco nuestra Guerra de la Independencia, pues fueron las élites fernandinas quienes azuzaron a las masas. Un caso especial fue el soviético; los dirigentes, que en gran número sí eran pueblo llano, olvidaron muy pronto la objetividad que se perseguía (control de los medios de producción por parte del pueblo), para convertirse en élites caudillistas que, en el caso de Stalin, supuso el exterminio de buena parte del pueblo al que se buscaba emancipar. La praxis de todo cambio es la sustitución de unas élites por otras. 

Corolario: ni mayoría ni élites son sinónimo de objetividad.

Dos consecuencias de todo ello se traducen en sendas nefastas expresiones muy populares que encubren la mayor de las falacias. Me refiero a “¿lo ves?” y “te lo dije”. La primera afirmación, si no se trata de un hecho consumado, se dice cuando tu razonamiento es seguido por la mayoría, dando a entender que esta proporciona la objetividad y, por lo expuesto anteriormente, se trata de un razonamiento falso.

La segunda, me parece ventajista y cruel, porque siempre se dice a posteriori, a toro pasado, y porque no puedes arrogarte el determinismo de lo sucedido, pues, si se trata de hechos humanos, siempre son contingentes.

En todo caso, la humildad y apertura mental siempre son buenas consejeras.

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